Sobre el texto justificado en la web / Libre sea la palabra

Es un simple text-align:justify en CSS, o presionar las rayitas que forman un cuadrado en Blogger o MS Word, u otro programa. Pero ese no es el punto.

El justificado es para poner orden a un texto, hacerlo cuadrado. Los documentos legales, importantes o serios están, en un 99% de las veces, alineados por medio del justificado. Esto es para hacer que cada línea tenga el mismo ancho que la anterior y la siguiente (La primera, eso si, no puede ser igual que la anterior; y la última no puede ser igual que la siguiente. Léase como si estuviera leyendo un texto legal justificado).

Ahora bien, para dar aire de seriedad a una web o blog, muchos justificamos el texto y, de hecho, cuando encontramos un artículo no justificado, es muy probable que simplemente el editor lo haya olvidado.

La cosa es que haciendo las líneas iguales, estas parecieran morir; la palabra pierde la libertad que en sí misma representa. No es justo que luego de darle vida a una línea, a un párrafo o a todo un escrito simplemente le ordenemos que sea igual que todos los demás.

Una palabra no puede ser encerrada en una caja y si una línea desea sobresalir, que lo haga; y si una línea desea quedarse más adentro, libre sea.

Aspecto psicológico

Leer un texto justificado, si bien puede provocar una sensación de confianza o de respeto, nos obliga a mirar de forma metódica, sabiendo, inconscientemente, que no habrá novedad en cuanto avanzamos salvo por el texto en sí mismo; es decir, salvo por la cosa intelectual.

En cambio, al leer centrado o, en último caso, alineado a un solo lado, sabemos, inconscientemente, que a cada letra encontraremos una sorpresa. Aparte de ser maravillados por la cosa intelectual, nos sorprendemos por la cosa estilística, la cosa artística. Por la cosa del corazón. Casi siempre, los poemas aparecen centrados. No es pensamiento mio el decir que un verso atrapa más fuerte que una bella historia en prosa (y justificada), aunque, de todas formas, un poema es difícil de domar.

¡Por la libertad de las palabras! (Es extraño que en un 

texto justificado la última línea sea más larga que la anterior).